Idea, ilusión, personaje mitológico, amigo:
Ayer supe de ti y mientras me relataban tu
historia disfrute, entre sueños y cansancio, perdiendo muchas partes de ella
mientras mí mente discurría por vericuetos y callejas del pasado a velocidad
desconocida para mí, ahora que pesan tanto las ancas y las ganas.
Y me he atrevido a pedirte a ti, que traes
comedias y cometas, que eres cumplidor y poco galiparlo, un deseo que labra mi
nostalgia en melancolías en estas fechas de adviento y festividad, un mandado.
Busca en la prendería aquella americana de
cuadros blancos y negros cruzados por la hebra plateada, que prestada, como un
guante me abrigó cortos diez días de invierno allá por los tiempos del comedio,
de la ingenuidad y la franqueza. Y préstamela solo un inocente rato si la
encuentras, porque he de sentir, te lo aseguro, el calor de una amistad muy
tierna aún dentro de ella. Prometo devolvértela sin entiznar, limpia de añublo,
pero eso si, un poco más acariciada.
Vitoria dieciocho de diciembre de dos mil once
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