17 septiembre 2013

Y después,… el otoño




   Estos árboles jamás vestirán por mortaja el rojo
   ¡No!  Se desprenderán de sus ropas impúdicamente.
   Sin apenas hacer ruido.
   Y las dejaran partir esperando el frio.
   ¡Es el sino de los tibios!
 
  
        Medina de Ríoseco uno de noviembre de dos mil  once




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