30 agosto 2011

Veinte poemas de amor y una canción desesperada













Poema 1

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos... 
    
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar al hijo del fondo de la tierra.

Fui sólo como un túnel. De mí huían los pájaros,
y en mí la noche entraba en su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.

Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
¡Ah los vasos del pecho! ¡Ah los ojos de ausencia!
¡Ah las rosas del pubis! ¡ Ah tu voz lenta y triste!

Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue y el dolor infinito.


Pablo Neruda

24 agosto 2011

Carteta












Querida Miren :

Tentado estoy de volver a cerrar los ojos y permitir que el sueño permanezca a mi lado un poco más.
Me dicen que estoy de nuevo en New York, en este lado del océano a donde como bien sabes durante cincuenta años me negué a venir. Me quedan tres horas para una nueva sesión de no sé que diantres artificio para mantenerme muerto, y me revelo.
Solamente unas palabras de despedida cuando el ciclo de los mitos deje de girar y Aquiles demande la espiral del dios del viento y volvamos a encontrarnos tal vez. Prometeme que te pensaras en serio recordarme que un día estuvimos juntos y felices en Barcelona.
A tu lado siempre.



en clase el siete de octubre de dos mil diez



11 agosto 2011

Tinto Protos





  Y tras las campanadas. ¡Zas! Un paquete en rosa y celofán alargado en donde los hombros son asas y la cabeza una tarjeta blanca con mi nombre impreso. Un instante de emoción donde con la mirada requieres, incitas, investigas, entre gentes sencillas y afables, de sonrisas amplias y francas.     Y ...  ¡Ah!   ¡Oh!. Nadie dice nada e inquieren a su vez iluminando sus ojos con alegría. Recorren recovecos sencillos y fáciles de encontrar en mi corazón.    Y sí, lo agradezco. Estoy con mi regalo y manifiesto mi satisfacción. He tenido un regalo. Una botella de vino tinto, de morapio con marca. Luego, que más da, nos bebemos el ribera con unos mazapanes y cantamos aquel villancico de siempre


Judimendi trece de enero de dos mil once


08 agosto 2011

Las mujeres











Las mujeres tienen fuerzas que asombran a los hombres.
Ellas cargan niños, penas, y cosas pesadas;
sin embargo, tienen espacio para la felicidad, el amor y la alegría.
Ellas sonríen cuando quieren gritar.
Cantan cuando quieren llorar.
Lloran cuando están contentas y ríen cuando están nerviosas.
Las mujeres esperan una llamada por teléfono avisando que llegó a casa sano y salvo
un amigo o pariente que salió en tiempo de tormenta.
Las mujeres tienen cualidades especiales.
Se ofrecen para las causas buenas.
Ellas son voluntarias en hospitales, llevan comida a los necesitados.
Ellas trabajan como niñeras, ejecutivas, abogadas, amas de casa,
y solucionan disputas entre niños y también entre sus vecinos.
Usan trajes, vaqueros y uniformes.
Luchan por lo que ellas creen.
Se enfrentan ante la injusticia.
Ellas votan por quien creen que hará lo que más beneficie a las familias.
Las mujeres hablan y recorren largos caminos para conseguir
la mejor escuela para sus niños y la mejor atención para la salud de su familia.
Ellas escriben a los editores, diputados y al “poder que sea”
para lograr beneficios que hagan la vida mejor.
Ellas no aceptan un “no” por respuesta cuando están convencidas que hay alguna solución.
Las mujeres logran que sus niños puedan tener zapatos nuevos.
Acompañan a algún amigo preocupado al doctor.
Ellas aman incondicionalmente.
Las mujeres son honradas, fieles, y saben perdonar.
Son inteligentes y conocen su poder; sin embargo,
saben usar su lado más suave cuando quieren conseguir algo.
Las mujeres quieren lo mejor para su familia, sus amigos, y ellas mismas.
Lloran cuando sus niños sobresalen
y se alegran cuando sus amigos obtienen premios.
Las mujeres se alegran (o lloran) cuando se enteran de un nacimiento o un nuevo matrimonio.
Sus corazones se rompen cuando fallece algún amigo.
Sufren ante la pérdida de un familiar, pero todavía
sacan fuerzas cuando el resto ya no la tiene.
El toque de una mujer puede curar alguna dolencia.
Saben que un abrazo y un beso pueden sanar un corazón roto.
Una mujer puede lograr que una tarde sea romántica, inolvidable.
Las mujeres vienen en todos los tamaños, colores y formas.
Viven en casas, apartamentos y cabañas.
Ellas manejan, vuelan, caminan, corren o usan el e-mail para demostrarte cuánto se preocupan por vos.
El corazón de una mujer es lo que hace girar al mundo!
Las mujeres hacen más que solo dar la vida.
Ellas traen alegría y esperanza.
Comparten ideales y reparten compasión.
Dan apoyo moral a su familia y amigos.
Todo lo que ellas quieren es un abrazo,
una sonrisa para que vos puedas hacer lo mismo con otras personas.
Las mujeres tienen mucho que decir y mucho para dar.
La belleza de una mujer no está en la ropa que lleve,
la figura que tenga, o la manera en que se peine.
La belleza de una mujer debe verse en sus ojos,
porque esa es la puerta a su corazón,
el lugar donde el amor reside.
La belleza de una mujer no está en un lunar facial,
la verdadera belleza de una mujer se refleja en su alma.
Es el cuidado que ella amorosamente da,
la pasión que ella muestra.
La belleza de una mujer con el pasar de los años crece!


Jorge Luis Borges



01 agosto 2011

Vas y vienes





  Y vas y vienes y te traicionas. Y después lo mismo con otro, quizás, vestido o quimono o chándal. Te marcaras un tango pitongo mientras trajinas entre puzles imposibles. Los Reyes Magos existen y van tras el sol resplandeciente que no es el de aquí al lado precisamente y no sé como pero todos atentamente les seguimos.

  Después llovió torrencialmente y necesariamente mira tú. Jonás y nada más.

  En tu vientre me encuentro feliz. Que paquetón, que grito, que suspiro.

  Cinco colores colgados. Qué fue ello. ¿Dialogamos con los hijos, inquirimos?. Son traidores los disgustos de la sorpresa y las risas inusitadas. Nos abrazamos en Madrid o solamente paseábamos por allí. Cerré la puerta y te sentaste enfrente. Sonreías. Era un frasco de colonia. O una combinación perfecta. Marcabas los tiempos, medias las distancias seguramente. Bailarina de porcelana o calendario de viaje. Te reencuentro, te encuentro. La nieve de Baltasar. ¡Plas! ¡Plas! ¡Plas!. Todos tenemos un lazo en la muñeca de nuestra hermana. Me convulsiono adrede y tartamudeo. Que hay de lo mio. Y rimo lo mio no te creas.
  El diafragma me persigue calle abajo, todas me persiguen alocadas, de tres en tres o a mi me lo parece. Y silencio todas las ideas en una idea, en un concepto, en uno solo, conocimiento y amor tras el uno.
  Cinco colores pringados enfrente se enzarzan entre si mostrándome sus intestinos pegados con celofán a la pared.



Judimendi trece de enero de dos mil once