01 agosto 2011

Vas y vienes





  Y vas y vienes y te traicionas. Y después lo mismo con otro, quizás, vestido o quimono o chándal. Te marcaras un tango pitongo mientras trajinas entre puzles imposibles. Los Reyes Magos existen y van tras el sol resplandeciente que no es el de aquí al lado precisamente y no sé como pero todos atentamente les seguimos.

  Después llovió torrencialmente y necesariamente mira tú. Jonás y nada más.

  En tu vientre me encuentro feliz. Que paquetón, que grito, que suspiro.

  Cinco colores colgados. Qué fue ello. ¿Dialogamos con los hijos, inquirimos?. Son traidores los disgustos de la sorpresa y las risas inusitadas. Nos abrazamos en Madrid o solamente paseábamos por allí. Cerré la puerta y te sentaste enfrente. Sonreías. Era un frasco de colonia. O una combinación perfecta. Marcabas los tiempos, medias las distancias seguramente. Bailarina de porcelana o calendario de viaje. Te reencuentro, te encuentro. La nieve de Baltasar. ¡Plas! ¡Plas! ¡Plas!. Todos tenemos un lazo en la muñeca de nuestra hermana. Me convulsiono adrede y tartamudeo. Que hay de lo mio. Y rimo lo mio no te creas.
  El diafragma me persigue calle abajo, todas me persiguen alocadas, de tres en tres o a mi me lo parece. Y silencio todas las ideas en una idea, en un concepto, en uno solo, conocimiento y amor tras el uno.
  Cinco colores pringados enfrente se enzarzan entre si mostrándome sus intestinos pegados con celofán a la pared.



Judimendi trece de enero de dos mil once

No hay comentarios:

Publicar un comentario