07 abril 2014

Nuestros ojos…

     
         







   Nuestros  ojos deciden en solidaria autonomía no pestañear hasta descifrar el enigma.
  Del montón de arena surge una cascada en forma de alud arenoso donde un sepultado ser vivo pugna con ahínco por salir al exterior.
  Un enésimo desprendimiento de arena nos espolea a intervenir cuando el impacto de una súbita ola desmorona la pirámide arenosa, los granos de arena dispersos y asustados se acomodan, mientras nuestros ojos buscan vivo o muerto al desenterrado náufrago.
  Liberado de la opresora carga, sin aparente fatiga, con un viento favorable, el exhumado ser camina con destreza a su hormiguero para divulgar a la colonia su percance.



Marzo 2014

Pedro Moreno



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