10 abril 2012

En silencio


    






Se llenan de silencio mis ojos y mueren sin brillo en la noche después del incierto paréntesis del día. Jesús , te imploro, lloro, me enojo, me mojo y me voy al lado opuesto de la tierra para ser un feliz hombre. Quiero sencillamente pender del hilo de la vida, pender deliberadamente del único hilo, del mismo hilo, tuyo, enhebrado entre telas de colores. Me lo como, me la coma, coma. Me dejo llevar hasta la muerte y paso frío. Como estará el vicio para alejarse de nosotros sin apenas darnos cuenta. Y pasan por los caminos las pisadas, sin alas, discretamente. Golpease el poeta alejándose acompañado por un jilguero como un ángel ciego, como una serpiente de noche, como un terror de miradas, como un asesino libre. Las arenas se moverán como movedizas trasladándose como algodones detrás de las azucenas y de las siestas. Aquí junto al junco de la noche cálida del verano ante la lumbre de un cigarro rubio entre los labios húmedos, me masturbo inocentemente.

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