02 julio 2012

Y así sucesivamente...




   Y así sucesivamente cada frase, cada palabra, cruzaron entre nosotros sin conocerse, sin apenas mirarse. Tenían tonos débiles. Los tonos y las tonalidades. Los sonidos y las presas. Musas encadenadas.

   “La Canela” movía en su ir y venir el rabo. Meó en el arco central del estacionamiento.  La imaginación jugaba en cada esquina de la clase. Todos pestañeábamos. El rimel, el asma, la tos, la irisación de la luna. El paso de San Antonio con su florero rojo y la tuna debajo del balcón desfilando entre baladas de juventud. Y dale que te pego. ¡No!. Perfidia y feliz. El veterinario cerró la maleta y se sonó con un pañuelo blanco y arrugado. Miráis impávidos. Miráis ciertamente la luz y ya lo tenemos casi todo. ¡No! Palabras siguen a palabras. Lo venturoso a la ventura y el júbilo a la jubila. Te lo explico y sonríes cándida.  
Casi te beso. Te lo arrancaré mañana.







Judimendi veintiuno de diciembre de dos mil once


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