Ni lo sé ahora, ni lo supe entonces y probablemente nunca lo sepa, pero...es.
Y me intranquiliza porque, mira, avanzan los años, suceden cosas y deberían quedarse a mi lado trocitos de tarde, pedazos de cielo, alguna palabra cortés y otras tantas noches de duermevela. Y no, ¡no! resbalan apenas y se van y este carrusel que da vueltas durará solo un euro y quedará quieto.
Yo no sabía que dura tan poco y a veces, cuando menos lo espero, alguien me lo recuerda sin cobrarme nada, al descuido, y me pongo tierno.
Siete de enero de dos mil diez
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